sábado, 18 de febrero de 2012

Sentarse sobre un hormiguero

Probablemente pocas cosas que he aprendido en este punto que perfectamente se puede situar en la mitad de mi vida y de no retorno. Una de ellas es que la sabiduría y el conocimiento no son objeto de escaparatismo ni mercadería. 
He tenido el inmenso placer de conocer al maestro PierAngelo Pelucchi. El maestro Pelucchi posee la sabiduría por inmensidad y la humildad por birrete. A pocos hombres he conocido con una capacidad de trabajo tan grande. A pocos Maestros de esa talla se les puede estigmatizar por tener la sonrisa como inalienable arma didáctica, y la cordura como bálsamo en una profesión plagada de pretenciosos cantantes que viven con la creencia de haber sido tocadas por el dedo de Dios.
Si no hubiese sido el gran director de orquesta que es, bien pudiera haber arreglado los problemas que arrastramos del Oriente Medio. Es un negociador nato que te gana siempre desde el "buenrrollismo".
Sabe perfectamente colocar un NO con la convicción de un coronel con galones, pero sin que resquebraje relaciones ni se reabran heridas conocidas.
He estudiado el Cosi fan tutte como se le exige a un buen director de escena, con la misma intensidad y pasión con la que Don Alfonso monta su estrategia. He hecho la cirugía precisa para mantener a un Da Ponte que no me gusta, pero al que he de respetar por amor Mozart.
Juro que podría confrontarme, desde mi lado del río, con cualquiera que me quiera fusilarme usando los propios argumentos de mi Cosi. Pero sentarse frente al maestro es un ejercicio de empequeñecimiento muy sano, y de aprendizaje constante.... !Cosi fan tutte¡

sábado, 4 de febrero de 2012

Segunda Fase: velocidad crucero.....

Esperábamos esta fase del trabajo como agua de mayo. Después de visionar, leer y estudiar a Mozart y Cosi fan tutte, es el momento de empezar a dar forma a cada acto, escena y cuadro. Después de reinventar la opera en nuestra cabeza, es el momento de dar valor a un nuevo espacio y tiempo dramático.
Nos encontrábamos por delante mínimas metas que fueron abordadas sobradamente a lo largo del día. Todo ello, jalonado de una agradable comida, chocolatinas en su justa medida, coincidencias y visiones compartidas, y confesiones mutuas...
Nadie nos lo ha dicho, pero sabemos que estamos haciendo un trabajo digno del mejor Bayreuth. Lo que sucede es que estamos fabricando un Mozart y no un Wagner.
Estaba en nuestro plan de trabajo terminar la mitad del primer acto, y casi hemos llegado al final del mismo. Todo ello sobreponiéndonos a biberones a tiempo real y a las demandas innegociables de mis hijos que a veces acababan en lindos llantos.
Hoy hablamos con Ruth y se entusiasmó con el proyecto. Ojalá la hubiésemos tenido hoy con nosotros en este proceso.
A estas alturas de la película, poco tengo que decir de mi compañero de viaje en el puente de mandos. Gracias Héctor...

Un calendario imposible.....

 Hasta llegar aquí, nos hemos tenido que encontrar en varias reuniones más, para seguir trabajando todo el entramado interno de como organizamos esta producción. La más gratificante sin lugar a dudas, la reunión con Jonathan, Juanfra y Nikoleta donde cerramos el calendario definitivo, y donde hablamos de lo que ma´s nos gusta: de Arte.
Sin una unidad de producción definida, por cuestiones lógicas en este proceso, hemos tirado adelante tratando de sumar las distintas experiencias que el centro nos ha proporcionado a lo largo de su corta vida, la de Juanfra en sus años como correpetidor en la Opera, y la mía propia como dueño de una productora estrictamente teatral.
El rigor no está reñido con el "buen rollo" ni con las ganas de trasmitir alegría, así estés contando un drama. Y así es como nos gusta trabajar, y así es como crecemos en el día a día de este montaje.
Este post no tiene intención literaria alguna. Tiene por misión el reconocimiento a mis compañeros de andadura y el agradecimiento eterno al derroche de la risa y la alegría. Hagamos acopio de ella, porque necesitaremos la mochila cargada para el largo camino....


Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.

Caminante, no hay camino
ANTONIO MACHADO. 

Con el equipo de escenografía y vestuario....


Febrero comenzó con una importante reunión. El equipo de dirección (Héctor y yo) nos encontramos con los compañeros de la Escuela Superior de Arte y Diseño. Ellos son los encargados, junto a sus alumnos, de dar forma a la idea que les pusimos encima de la mesa.
Siempre afronto esta primera reunión como el como el reo que está frente al cadalso. Es un momento crítico porque te planteas la dicotomía de si te supiste explicar o de si te entendieron convenientemente.
Es el momento donde en definitiva ver la primera forma que tendrá tu espectáculo en escena. Es como la primera ecografía que ves, la primera vez que pones cara a tu futuro hijo, y de eso sé algo en los últimos tiempos.
También para el equipo es un momento importante, sobre todo si es la primera vez que trabajamos juntos.
He de reconocer que voy con miedos a estos encuentros porque lo que siempre me gustaría es decir que lo que ponen encima de la mesa es buenísimo, pero no siempre es así.
Hemos tenido suerte. El equipo ha captado a la perfección nuestra visión del espectáculo. Huyo siempre de los espectáculos que huelen a naftalina, de las puestas en escena arcaicas y arqueológicas. Me encantan los riesgos controlados y medidos en los escenarios, y por su puesto justificados.
Pereciera como si hubiésemos trabajado juntos en otra ocasión.
Espacios versátiles, elementos de atrezzo con dobles funciones, nada de opera de tresillo, etc.. Nos han regalado una escenografía provocadora de nuevos planos de acción, donde es posible confrontarla con los cantantes que están por venir.
Nunca busco un escenografía bonita, sino inspiradora de las necesidades del propio espectáculo. Aquella noche dormí muy tranquilo, lo reconozco......


miércoles, 1 de febrero de 2012

Un piolet en mi almohada....

En cualquier faceta de la vida, nunca es fácil encontrar gente de plena confianza para cualquier cosa. Como en un gran mercadillo, muchos obnubilan porque tienen por deporte el escapartismo y la exhibición a plena luz del día, pero en más veces de las deseadas, es todo producto del espejismo inducido a la búsqueda de algo que a veces no sabemos que.
En el arte, muchos llegan porque aplican esta máxima y lo hacen con un rigor, que aplicado al propio arte, sería pista abierta para abonar ese talento al que faltan al respeto.
Héctor no hace alpinismo artístico ni se destapa ante nadie. Guarda su talento para justamente ofrecerlo y ponerlo al servicio de cualquiera que lo necesite.
Héctor es de esos que dificilmente dicen no, pero también es de aquellos a los que no le pesa la verdad medida. 
Un ayudante de dirección no es solamente aquella persona que sustituye al director y que ayuda en el proceso de los ensayos y a lo largo de la preparación y montaje de la pieza. Es algo más que el que controla y supervisa paralelamente al regidor, los trabajos de tramoya, escenografía, iluminación y otros similares.
Un ayudante de dirección es la guía del trabajo trazado, porque de cuando en cuando, los directores volamos para robar en los nidos de las cigüeñas que nos trajeron nuevos hatillos de inspiración, y que el más dificil todavía hace que derramemos a destiempo.
Un ayudante de dirección es la serenidad y el negociador que permite parlamentar hasta donde los límites del arte y la dirección pactada lo permiten.  Es el bálsamo en en los ensayos generales y la vitamina en las lejanas sesiones de trabajo donde casi no se vislumbra el estreno.
Pero además, un ayudante de escena es un bregador en todos los campos, desde la producción hasta la interpretación, desde lo técnico hasta lo efímero de los detalles. Formación y pura psicología.
Héctor Muñoz llega a este proyecto como casi sin esperarlo, pero con la absoluta convicción de que llega para quedarse.
Igual suena a carta de amor, pero en alguna ocasión anterior nos llamamos. Incluso nos miramos de soslayo por los pasillos del centro.... Y nos gustamos.
Será mi primer trabajo con él y sin nada que me lo asegure, apostaría que el inicio de una larga y estrecha colaboración. Lo sé porque los directores nos alimentamos de intuición y de buenas vibraciones.